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OPINIÓN El futuro virtuoso del círculo del desarrollo, la industria y el Estado

Esta semana se conmemoró el “Día de la Industria” y en el marco de diversas actividades Daniel Scioli planteo una idea sobre la que vale la pena reflexionar: “No hay desarrollo sin industria y no hay industria sin Estado“.

Como venimos sosteniendo en nuestras intervenciones, Argentina está hoy en un estadio maduro de su capacidad productiva y lista para dar un salto, para profundizar en una segunda etapa de reindustrialización. El modelo económico, político y social con el que hemos trabajado en la última década ha significado un cambio profundo en la estructura productiva de nuestro país, y esto ha sido el fruto de políticas de reactivación en todos los sectores productivos que recuperaron los niveles de producción y de empleo.

El Consejo empresario de Entre Ríos, en un extenso informe acerca de la evolución económica de la provincia sostiene que “la década que pasó fue de oro para la región centro y, en particular, para Entre Ríos“. Nosotros estamos convencidos que así fue y que todavía tenemos un largo camino por delante para tener mejores productos y más diversificación, para ampliar la colocación nuestros productos en el mercado mundial, para innovar, sumar tecnología y seguir en ese cambio en el marco de la inclusión y un proyecto sustentable en términos sociales y ambientales.

Si bien hay un amplio consenso en las diferentes expresiones políticas de nuestro país en que tenemos que seguir en este camino de la industrialización, no todos persiguen los mismos objetivos. A nosotros no nos interesa simplemente producir, nos interesa un modelo productivo con el que podamos seguir generando inclusión, trabajo y producción nacional. Es importante prestar atención a esto porque muchos que dicen defender los intereses nacionales plantean que la competitividad industrial se da con devaluaciones, con apertura indiscriminada de los mercados, con ajuste, a costa de menores salarios. Pero sabemos muy bien que ese modelo y esas recetas neoliberales significaron el duro retroceso de nuestra industria y el cierre de más de 50 mil Pymes, con la pérdida de puestos de trabajo que eso significa, arrastrando al desempleo y la pobreza a la población.

Recomponer esta situación fue el resultado de años de trabajo para recuperar el tejido productivo, y pudimos dar saltos que eran impensados a principios de este nuevo milenio en cuanto a tecnología, innovación y procesos productivos.

Para nosotros, la competitividad no está en devaluar nuestra moneda, porque con ella se devalúa también el salario de los trabajadores. Nuestro principal mercado es el mercado interno y es por eso que tenemos que cuidar el poder adquisitivo. La demanda interna ha sido estos años el gran motor de la economía en un contexto internacional difícil con caída de los precios de los principales productos y crisis en las economías más grandes del mundo. Entonces nuestra principal preocupación ha sido sostener esa demanda interna y esto se hizo con más empleo, con mejoras salariales, con ampliación de la cobertura jubilatoria, con políticas que incentivan el consumo (como ahora 12), etc. Cuando hay empleo en un hogar, hay un salario y ese salario se convierte en productos que consume la familia, y ese consumo es una nueva demanda de producción. Es así que funciona el ciclo virtuoso. No hay misterios. Los que van por el ajuste y la caída del salario van por la destrucción de este mecanismo que es el corazón del proceso.

Queremos seguir transformando el país, creando empresas y empleos genuinos, productivos, con capacidad de competir, pero con inclusión, con mejoras en la calidad de vida, con educación. Por eso vamos a defender el trabajo argentino, y el mercado interno. Esas cosas van de la mano.

Como bien ha destacado el compañero Daniel Scioli "las pymes son el corazón del tejido social y económico productivo del país" y "la expresión de la clase media, del círculo virtuoso generador de empleo". Desde 2003 a hoy, las pymes crecieron en un 62% y han generado casi 5 millones de puestos de trabajo, son la principal fuente de trabajo formal y genuino de Argentina. Vamos a seguir apostando a los productores locales, a las pequeñas y medianas empresas, a los emprendedores, innovadores, a producir más y con mejor calidad para el mercado interno y externo.

Las propuestas del FpV son claras, en nuestra provincia ponemos el eje en las agroindustrias  con una perspectiva amplia y que apunta también a sectores estratégicos, a la tecnología y las telecomunicaciones, al turismo. Sabemos que somos una provincia con un potencial enorme y que puede seguir creciendo con inclusión.

Y no se trata solo de deseos, sino que trabajamos en los instrumentos para conseguir nuestros objetivos como lo hemos mostrado a lo largo de estos años codo a codo con los empresarios, con más infraestructura, con mejoras de servicios, con puertos, etc. Y vamos a seguir en ese camino con las herramientas financieras necesarias para que nadie deje de renovar su maquinaria, de ampliar su producción, de apostar a la tecnología.

Entre Ríos tiene todo el potencial para seguir fortaleciendo las agroindustrias, el turismo, agregar valor a la producción primaria, complejizar y diversificar su producción, mejorar sus instituciones. Por eso, como decíamos al principio, no hay desarrollo sin industria, pero tampoco hay industria sin un Estado que gestione, resuelva y genere herramientas para el desarrollo productivo en un marco de inclusión y justicia social.

Cdor. Adán Humberto Bahl
Ministro de Gobierno y Justicia