Como contra Bosnia, como contra Irán y como contra Nigeria en la fase de grupos, la Argentina no dio la talla, al menos en el nivel que se pretende de un equipo con tanto talento individual pero ganó... ganó esos partidos que le hacen creer a un equipo que nadie podrá vencerlo, que ante cualquier adversidad aparecerá un Messi, que los partidos no se terminan hasta que el árbitro pita el final y que no serán necesarios los penales, aún...
El primer tiempo del encuentro fue de desarrollo adverso para la selección de Alejandro Sabella y fue incluso Suiza el equipos que tuvo las más claras. La primera a los 27 minutos cuando Sergio Romero tapó un increíble remate de Xhaka , y la segunda a los 32 cuando el propio arquero misionero se quedó con un remate mordido de Josip Drmic, quien había quedado sólo ante el uno y sólo debía picarla.
Ya en el complemento, la Argentina salió más convencida de ir a a buscar el triunfo y generó las ocasiones de las que no había dispuesto en la primera parte. A los 14 el arquero Benaglio tapó un cabezazo de Gonzalo Higuaín, de muy flojo partido. A los 20, en tanto, Messi controló la pelota con el pecho en la frontal del área y sacó un potente zurdazo que el portero suizo alcanzó a desviar por sobre el travesaño.
Diez minutos después Benaglio volvió a impedirle el gol a Messi quien recibió la pelota por el centro y tras correrse hacia la izquierda para quitarse las marcas de los suizos encontró el hueco y remató al palo del arquero, que contuvo el disparo.