El gobernador veía el partido de la selección argentina en el televisor que se encuentra en la planta baja de su casa cuando lo aturdieron los disparos. Su esposa, la secretaria del área de Inclusión de la provincia, Silvia Tróccoli, estaba en la cocina, informó La Capital.
Que ambos estuvieran en la vivienda, lo que podía advertirse desde el exterior por las luces encendidas, llevó a señalar rápidamente que no se trató de un simple amedrentamiento sino de un atentado directo contra la más alta autoridad de la provincia.
Hasta ahora, la lucha que el gobierno santafesino viene llevando adelante contra las bandas que comercializan droga en Santa Fe había provocado serias amenazas al ministro Lamberto y al juez que ordenó los allanamientos de los bunkers, y que permitió la detención de varios de los cabecillas de esas bandas. Nunca se había llegado a este punto de agresión directa y, por si fuera poco, al más alto funcionario de la provincia.
Los vecinos del barrio donde vive el gobernador Bonfatti relataron haber visto a cuatro encapuchados movilizarse en dos motos, detenerse frente a la casa del gobernador y hacer más de una decena de disparos. Luego escaparon con rumbo desconocido en contramano.
Anoche, cada casquillo en la calle había sido identificado con un número y en total se contaron 14. Corresponden a proyectiles del calibre 11.15 y 9mm, armas de uso en fuerzas de seguridad. En cambio, ni la policía ni las autoridades políticas se arriesgaron a dar una hipótesis sobre quién pudo haber ordenado el atentado. Lo que sí dijeron es que no habían existido en los últimos días amenazas ni contra el gobernador ni contra otros funcionarios por el tema de la persecución a los narcos.
Bonfatti tiene asignada una custodia permanente, pero en el momento de la feroz balacera ésta había sido levantada, aparentemente por decisión del propio mandatario.
Todavía conmovido por el ataque, el ministro Galassi insistió sobre la gravedad del episodio y añadió: “Demuestra la clara intención de sus autores y revela hasta dónde son capaces de ir quienes están detrás de esto”.
La causa está en manos del juzgado de Instrucción Nº 5, a cargo de la jueza Maria Luisa Pérez Vara e interviene la fiscal Cristina Rubiolo.