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Peronismo / El devenir de Bahl

por Federico Malvasio
El Vicegobernador hace política con bajo perfil. Se las ha ingeniado para mantener relación con referentes del interior. Ahora, por ejemplo, capacita a concejales de toda la provincia. Tras la declinación impuesta por Urribarri en 2015, no se sabe en qué ámbito dará la pelea.
Adán Bahl debería tener tiempo. Durante las dos gestiones de Sergio Urribarri, como ministro de Gobierno, fue un gobernador de facto. Resolvió desde las paritarias docentes y estatales hasta cuestiones vinculadas a la obra pública y al ámbito legislativo. Fue un funcionario todo terreno. El Senado no requiere de esa ductilidad.
El Vicegobernador incursiona, habitualmente, el mundo de la cultura. Creó un espacio en el seno de la Cámara alta para exposiciones en el que se han desarrollado muestras fotográficas como resultado de concursos, entre otras cosas.
En la actualidad, el Senado lleva adelante jornadas que deben leérselas en clave política porque quienes participan son dirigentes de diferentes partidos. La Vicegobernación puso en marcha el “Programa en Gestión Legislativa y Políticas Públicas Municipales”, una capacitación para los concejales de toda la provincia sin distinción partidaria.
“Este programa apunta a capacitar a los dirigentes para que puedan liderar los cambios que hacen falta”, expresó Bahl en la bienvenida.
La capacitación se estructura en cinco módulos que serán dictados por tres universidades con presencia territorial como la UNER, Uader y la UCU (Universidad de Concepción del Uruguay). El segundo módulo está pensado para desarrollar herramientas de comunicación política y de gobierno para las gestiones locales.
La actividad contó con más de 100 ediles de toda la provincia. Bahl estuvo en las aperturas de los cursos y suele pasar cuando se desarrolla la capacitación. Una buena manera de interactuar con referentes locales y conocer sus necesidades.
Devenir
El Vicegobernador fue el principal oponente, en rigor el único, que había construido alianzas territoriales para dar la interna en 2015. Urribarri decidió evitar esa pelea con Gustavo Bordet y formó un binomio. Le había prometido a su ministro que daría lugar a la contienda con el entonces intendente de Concordia. La promesa llegó hasta muy avanzado el proceso pre electoral.
La desconfianza de Bahl con Urribarri llegó a tal punto que - según cuentan allegados (no se sabe si es verdad o mito) – el entonces ministro armó una lista de concejales para que lo acompañen en una virtual precandidatura a intendente si a último momento lo bajaban también de la Vicegoberanción. Esa versión surge de una verdad: Bahl, cuando le hicieron deponer la precandidatura a gobernador, pidió competir por la Intendencia de Paraná. Urribarri también se negó. Quizás la historia hubiese sido otra para el peronismo local.
Bahl transita la política con bajo perfil, propio de la investidura. Está a cargo de la campaña en Paraná, aunque aclaró que la estrategia es de Bordet.
Todo indica que su destino electoral en 2019 es la capital provincial, aunque cerca de él se entusiasman con la Gobernación. Tienen, como muchos peronistas en la provincia, la idea de que el concordiense quizás no vaya a jugar su reelección. Esa teoría, ni por asomo, la sostienen en Casa de Gobierno. Por el contrario, esperan que pasen las elecciones generales para empezar a trabajar en un armado propio. Después de octubre parecería que comienza otra historia. Es en lo único que coinciden todos. Habrá que esperar si realmente se empieza a escribir.