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La Serenísima cierra una planta por la crisis del sector lácteo

La lechería está en coma y las empresas más importantes sienten los problemas financieros. La planta de Rufino tiene fecha de cierre
La planta de La Serenísima de Rufino anunció que cerrará sus puertas el 31 de julio. La crisis que atraviesa el sector de la industria láctea es terminal, incluso para las grandes empresas que dominan el mercado. La noticia fue comunicada a los empleados por el directivo de la empresa Facundo Cárdenas. Estiman un reordenamiento del personal y no descartan posibles despidos.
La planta de Rufino tenía una capacidad de producción de 800 mil litros por día, se dedicaba al enfriamiento y la clasificación de la leche. Según los trabajadores, la fábrica cerrada procesaba unos 700 mil litros diarios de leche hace siete años, pero esa cantidad descendió a 400 mil litros en el 2014. Hasta la semana pasada, sólo trabajaba dos días a la semana con una cantidad que no alcanzaba 40 mil litros por jornada.
Parte de la producción de La Serenísima de Rufino se trasladaría a Junín y a Canals. A los 22 empleados de la planta si bien no los despidieron la propuesta que les realizó la compañía es ser trasladados a una quesera de San Luis – que queda a 360 kilómetros- o a General Rodríguez -a 375 kilómetros-, donde hay una planta clasificadora y envasadora.
CRISIS DEL SECTOR LÁCTEO
El cierre de la planta no es aislado, sino parte de una problemática generalizada del sector que viene desde los últimos años, pero que se profundizó en 2016. Ahora impactó negativamente la caída de las ventas a Brasil, el desplome del consumo local de leche a mediciones similares a la crisis del 2001, el incremento del precio de la electricidad y el cierre masivo de tambos, por los incendios y las inundaciones que azotaron la zona pampeana argentina.
De esta manera, La Serenísima, de los Mastellone, se suma a la crisis que vive Sancor, que está al borde del quiebre. Esta semana se conoció que la empresa gestiona un crédito por 450 millones de dólares para salir del ahogo financiero por el que atraviesa.
Por cierto, la crisis en la lechería fue alertada por el Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad Nacional de Avellaneda -Undav- que emitió un informe donde advierte que el año pasado la producción sufrió la peor caída en términos porcentuales de los últimos 46 años.